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Monstruos De Leyenda

Literatura

Hay que tener en cuenta que no hablamos de la influencia de la mitología sino únicamente de los monstruos mitológicos. Hacemos esta precisión porque la influencia de la mitología en general es enorme en toda la literatura, pero específicamente la de las bestias mitológicas es menor, a pesar de que evidentemente pueden encontrarse bastantes manifestaciones literarias.

La causa de este hecho es la misma que expusimos para todas las artes. La monstruosidad de las bestias puede entrar en conflicto con la estética de la belleza de las artes y de la literatura. Esto se refiere a la mayor parte de los monstruos, pues algunos sí son bellos (Pegaso, etc.). De hecho, muchos monstruos han pervivido porque se les ha dado un valor simbólico, como ahora veremos. De lo contrario, podrían haber desaparecido de las letras.

A continuación haremos un pequeño paseo por distintas etapas de la historia literaria. En este apartado sólo señalaremos algunos autores y textos destacados porque es imposible hacer un estudio detallado de un campo de análisis tan grande teniendo además tan poco espacio. En este recorrido vamos a ver dos hechos muy claros:

Ø  La pervivencia de los monstruos en los textos literarios se basa muchas veces en usarlos como una referencia, como una comparación, pero no aparecen directamente. No obstante, vamos a intentar seleccionar textos en los que el monstruo tenga un valor sobresaliente.

Ø  Con el tiempo y, sobre todo en la actualidad, los monstruos en literatura se han convertido en símbolos, en imágenes de ideas. Hay casos muy claros como Quimera, Medusa o las sirenas. Es un simbolismo que deriva de las características de la propia bestia: quimera como idea de lo imposible, medusa del enfrentamiento entre belleza y monstruosidad.

Nuestro recorrido por autores y textos comienza con la literatura griega y romana. En este sector es fácil encontrar referencias puesto que estamos en la época en la que la mitología forma parte de la vida. De hecho, muchas ideas para conocer la mitología y los monstruos se han extraído de los propios libros. Podemos citar algunos textos: Teogonía de Hesíodo, Metamorfosis de Ovidio, Odisea de Homero, Argonáuticas de Apolonio o El cíclope de Eurípides. A modo de ejemplo vamos a citar la descripción de Polifemo en la Odisea de Homero: “Allí moraba un varón gigantesco, solitario, que entendía en apacentar rebaños lejos de los demás hombres, sin tratarse con nadie; y, apartado de todos, ocupaba su ánimo en cosas inicuas. Era un monstruo horrible y no se asemejaba a los hombres que viven de pan, sino a una selvosa cima que entre altos montes se presentase aislada de las demás cumbres.” (Homero, 1971, 430).

En el siglo xiv nos encontramos con un libro fundamental para los monstruos mitológicos dentro de la literatura. Hablamos de la Divina comedia de Dante. Además de elementos de la religión cristiana, en esta obra tiene una gran influencia la mitología y, en concreto, los monstruos grecorromanos. En la Divina comedia podemos ver a las furias, Gerión, Medusa, los gigantes, Cancerbero o las arpías. Recogemos las descripciones de tres de estas criaturas fantásticas: Cancerbero, arpías y gigantes.

 

                Cancerbero

Cerbero, fiera monstruosa y cruel,

caninamente ladra con tres fauces

sobre la gente que aquí es sumergida.

 

Rojos los ojos, la barba unta y negra,

y ancho su vientre, y uñosas sus manos:

clava a las almas, desgarra y desuella.

(Dante, 2000, 109)

 

                    Arpías

Hacen allí su nido las arpías,

que de Estrófane echaron al Troyano

con triste anuncio de futuras cuitas.

 

Alas muy grandes, cuello y rostro humanos

y garras tienen, y el vientre con plumas;

en árboles tan raros se lamentan.

(Dante, 2000, 150)

 

                   Gigantes

[…]

Sabe que no son torres, mas gigantes

y en el pozo al que cerca esta ribera

están metidos, del ombligo abajo.

(Dante, 2000, 263)

 

En el siglo xvii español con su gusto por las oposiciones sí se van a usar bastante las bestias mitológicas. Hemos encontrado bastantes referencias en el diccionario De Acteón a Zeus. Temas sobre la mitología clásica en la literatura, la música, las artes plásticas y el teatro. El texto más famoso es la Fábula de Polifemo y Galatea del complicado poeta Góngora. El título ya nos habla de la aparición de Polifemo. Recogemos la impresionante descripción del cíclope más conocido de la mitología:

 

Un monte era de miembros eminente

este (que, de Neptuno hijo fiero,

de un ojo ilustra el orbe de su frente,

émulo casi del mayor lucero)

cíclope, a quien el pino más valiente,

bastón, le obedecía, tan ligero,

y al grave peso junco tan delgado,

que un día era bastón y otro cayado.

 

Negro el cabello, imitador undoso

de las obscuras aguas del Leteo,

al viento que lo peina proceloso,

vuela sin orden, pende sin aseo;

un torrente es su barba impetüoso,

que (adusto hijo de Pirineo)

su pecho inunda, o tarde, o mal, o en vano

surcada de los dedos de su mano.

(Góngora, 1996, 135)

 

            Otros poetas también utilizaron para sus poemas figuras monstruosas de la mitología. Lope de Vega tiene un soneto en cuyos cuartetos se cuenta la lucha de Hércules contra la terrible Hidra de Lerna, que podemos leer en la biblioteca virtual Cervantes.

 

Rompe las conchas Hércules famoso

de la Hidra feroz y el campo esmalta

de veneno y de sangre, el tronco salta

por la violencia del bastón nudoso.

 

Pero súbitamente el escamoso

cuello brota en lugar de aquella falta

siete cabezas de cerviz más alta,

temblando el eco al silbo temeroso.

(http://www.cervantesvirtual.com)

 

            Un poeta barroco de nuestra Región de Murcia, Polo de Medina, se sirve de la figura de Pan para unos graciosos versos en su Fábula de Pan y Siringa:

 

Pan, un cierto satirillo

y deidad tan desmedrada,

que, en lo menudo del cuerpo,

no era Pan, sino migaja;

 

tan mozuelo de estatura

(aunque era su edad muy larga),

que, como a otros el bozo,

a él el cuerpo le apuntaba.

(http://www.cervantesvirtual.com)

 

            Un campo en el que abundan las bestias de la mitología griega y romana son las obras de teatro o comedias barrocas mitológicas. Su presencia es fácil de detectar mirando los listados de personajes de las obras. Citamos algunas obras teatrales del siglo xvii con los monstruos que contienen: El amor enamorado de Lope de Vega (sirenas), El laberinto de Creta de Lope de Vega (Minotauro), Fortunas de Andrómeda y Perseo de Calderón de la Barca (Medusa). De esta última obra citamos el momento en el que Medusa contempla su rostro en el espejo que lleva Perseo:

 

Medusa:

¿Qué mucho que a todos mate,

si aun me da la muerte a mí

el horror de mi semblante?

¡Qué horrible forma! ¡Qué fea!

¡Qué asombrosa! ¡Qué espantable!

Quita, oh tú, quien quiera que eres,

ese cristal de delante

de mis ojos: no cometas

en mí barbarismo tales

como hacer la que padece

de la persona que hace.

(http://www.cervantesvirtual.com)

 

            Las citas que hemos hecho tratan sobre la aparición de monstruos de forma importante, pero como ya dijimos hay muchísimas referencias a las bestias mitológicas en el siglo xvii en todos los géneros literarios para la construcción de figuras literarias como metáforas, comparaciones o hipérboles. En estos casos no hay una presencia clara y directa del monstruo.

            Ya en el siglo xix empezamos a ver lo que comentamos al principio. Podemos hallar monstruos mitológicos en textos literarios pero con un valor simbólico, es decir, con un significado especial, aunque éste se relacione con el tipo de monstruo que aparece. Así, en el relato “El centauro” en El señor y lo demás son cuentos de Clarín, la protagonista Violeta Pagés convierte al centauro en una representación de sus pasiones y deseos:

            “El caballo no bastaba a mis ansias, pero el hombre tampoco. ¡Oh, qué dicha la mía, cuando mis estudios me hicieron conocer al Centauro! Como una mística se entrega al esposo ideal, y desprecia por mezquinos y deleznables los amores terrenos, yo me entregué a mis ensueños, desprecié a mis adoradores, y día y noche vi, y aún veo, ante mis ojos, la imagen del hombre bruto, que tiene cabeza humana y brazos que me abrazan  con amor, pero tiene también la crin fuerte y negra, a que se agarran mis manos crispadas por la pasión salvaje […].” (Alas, 1992, 102).

            Un poema del siglo xx servirá para confirmar lo dicho sobre el simbolismo de los monstruos. Es un ejemplo perfecto. Nos referimos al poema “Desolación de la quimera” del libro de mismo título del poeta del 27 Luis Cernuda. En este poema Quimera es una bestia destruida por el tiempo que simboliza la destrucción de los sueños imposibles. Por su anatomía, la bestia quimera se identifica con lo increíble.

 

No hay agua, fronda, matorral ni césped.

En su lleno esplendor mira la luna

A la Quimera lamentable, piedra corroída

En su desierto. Como muñón, desecha el ala;          

Los pechos y las garras el tiempo ha mutilado;

Hueco de la nariz desvanecida y cabellera,

En un tiempo anillada, albergue son ahora

De las aves obscenas que se nutren

En la desolación, en la muerte.

(Cernuda, 1993, 527)

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